lunes, 31 de marzo de 2014

La caja tonta

Aproximadamente por la década de los 30, empezaron las primeras transmisiones regulares de televisión en Francia y en el Reino Unido. Aunque la idea de la televisión como tal viene desde Galileo con la invención del telescopio, fue necesaria la investigación y el desarrollo de otras tecnologías para concebir  el aparato en cuestión.
En nuestra amada Dite, la televisión era un lujo de unos cuantos que podían permitirse hacer una inversión muy grande para adquirir el aparato que recibía las noticias emitidas por Telesistema a determinadas horas del día. El resto del tiempo, el televisor era un armatoste ostentoso que descansaba opulento en la sala de la casa o en uno de los grandes cuartos.
Tocando el tema de la programación, en un principio era estrictamente informativa, la prensa evolucionó completamente ya que sus medios  no se limitaban a los periódicos y a la radio, ahora los profesionales de la comunicación eran transmitidos en vivo y en directo a los tele-espectadores que se acostumbraban más a la  presencia falsa en sus casas, las personas formaron el hábito de ver la televisión, la radio pasó a segundo plano y desde entonces la sociedad se hizo con un vicio que sin temor ni reparo me permito decir que ha mermado profundamente nuestra educación y nuestra conciencia.
No hay que negar que la televisión enseña, antiguamente los programas educativos para jóvenes y adultos eran regulares en las transmisiones.  La ciencia ya no solo provenía de los libros y revistas, el mundo empezó a globalizarse, la rica flora y fauna de nuestro mundo se presentaba sincera a nuestros ojos y nos invitaba a aprender de ella, las noticias llegaban a nuestros ojos tan pronto como llegaban a nuestros oídos desde la radio, las grandes obras literarias no se reservaban para aquellos que se permitían pagar la entrada a un teatro, aprender de la historia y cultivarnos en ética y cultura general; eran algunas de las ventajas que se figuraban si se dedicaba un poco del tiempo al día para ver la televisión. Inclusive sé que muchos de ustedes recordarán que las primeras caricaturas en tomar vida en la tv, incluían hermosas piezas de música, lecciones de vida, y al final un cariñoso consejo del inerte interprete que dedicaba los minutos al cierre de su programa a educar a sus tele-videntes en ética, urbanismo, seguridad, valores y buenas costumbres. No como ahora que venden sus productos por medio de indirectas publicitarias, y forman a los niños el estereotipo falso de héroe y triunfador siempre y cuando actúen ciegamente como ellos.
Es vergonzoso encender un televisor en nuestros días en Dite,  La cultura de otros países se apropia de la nuestra con programas para niños que vienen en su mayoría de Norte América, y que nos quitan la identidad nacional y corrompen la educación de espectadores.
Los programas concurso son copias fieles a otros internacionales que se valen de la poca cultura de la gente para humillar a sus participantes en el set de televisión. Para aumentar el rating en programas vulgares, se apela al gusto del televidente que elige a los actores del canal por medio de programas reality que no se ganan por talento, sino por popularización.
En lo personal, al Cerbero no le gusta ver la televisión desde algunos años atrás, me limito a enterarme del acontecer nacional por medio de los noticieros, busco aprender y disfrutar del mundo que me rodea, hace muchos años la televisión fue remplazada totalmente por los libros y las letras, la caja tonta se muestra indigna posada a un lado de mi habitación, no es necesaria su presencia ni necesario su ruido.
La caja tonta dejará de ser tonta, el día en que los hombres aprendamos a usarla como se espera que se use, cuando la cultura, el arte, las letras y la educación sean parte fundamental en la programación, la conciencia de los hombres cambiara en pos de su superación y evolución a lo humano.
Un consejo les doy, dejen la caja tonta un momento y tomen un libro, asi este esté lleno de ilustraciones sirvanse  de él y aprendan, busquen, compartan y cuestionen lo aprendido. Dedíquenle  el tiempo que le dan a la televisión a la radio, y permítan a su mente viajar en las alas de la imaginación.

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